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NO COPIAR.

Por favor, NO COPIÉIS SIN MI PERMISO. Si os gusta alguna entrada y la queréis poner en vuestro blog, ningún problema, siempre que:
1. Me lo digáis a mí primero.
2. Pongáis que lo he escrito yo.
Ya me han copiado más de uno y no me ha hecho nada de gracia.

Un beso.

Buceando en mi interior

Mi foto
Me gusta dormir. Muchísimo. Y la nieve, ver el cielo blanco un día y saber que va a nevar. Me gusta cantar, aunque lo haga mal, me encanta la música, sobre todo el Rock. Me gusta, me encanta, la fotografía, tanto artística como tonta. Me gusta hacer (me) fotos, verlas, disfrutar con las imágenes. Luego me gusta retocar esas imágenes, darles mi toque, poner mi esencia. Quitar lo feo y pintarlo bonito. Porque también me gusta ser feliz. Y sonreír. Y reírme de todo y de nada, llorando siempre, eso sí. Y cuando tengo un día malo, me gusta que sea malo. Me gusta disfrutar de mis depresiones, seré tonta, pero… No intentes animarme cuando esté mal, simplemente, déjame llorar y punto, se me acabará pasando. Me gusta comer chocolate. Está buenísimo. Pero que sea negro, cuanto más puro, mejor. Me gusta sentarme en la hierba y arrancarla. Y cuando hay tréboles de cuatro hojas, me gusta encontrarlos. Igual que encuentro lo bueno dentro de lo malo. Me gusta el color amarillo. Me gusta soplar las velas de una tarta de cumpleaños. Me gusta empanarme, sí señor, y lo hago de maravilla. Me gusta mirar las estrellas pensando que alguien más las estará mirando conmigo.

jueves, 30 de junio de 2011

Bonita despedida.

En tu casa o en la mía. En el salón, en la cocina, en la cama. De matrimonio o individual. Qué más da, el caso es querernos. Entre ayer y hoy hemos comprobado que nos queremos mucho. Empieza bien el verano, sí. Junio se despide de nosotros entre velas con olor a rosas, entrecerrando los ojos y las persianas, dejando pasar unos pocos rayitos de sol hasta tu espalda. Tus lunares me piden a gritos masajes con sabor a besos y a caricias. Entre tanto, nos enredamos sobre el colchón, enlazando aún más todo aquello que nos une. Vestirme con tu camiseta y andar por tu casa como en la mía, desnuda de ropa y de emociones. No está mal quererse en alto. Perder la conciencia, el autobús y las clases de guitarra solo por verte reír. Y después hacer como si nada, como si todo, como si fuera otra vez veintisiete de mayo, sin lluvia. Y comernos debajo de un puente el uno al otro, y de vez en cuando, también un poquito de helado, con una cucharilla verde reloj, que paró exactamente en el minuto en que me besaste por primera vez, allí mismo. Abrazarte pensando en lo vacía que voy a estar las dos próximas semanas, despedirme de ti con un beso rápido y decirte que te quiero al oído. Y luego ver que no, que no te vas. Que te veo de nuevo. Que eres una caja de sorpresas y que aún no me creo la suerte que tengo de haberte encontrado. Que yo también tengo toallas naranjas y que el río es un buen lugar para tomar la sombra. Y las puestas de sol se ven mejor metidos en el agua, en paisajes que ahora me parecen más bonitos que nunca, al redescubrirlos contigo. Cenar sin cervezas bajo un caqui con bombilla, con vodka en las esquinas y pizzas barbacoa, desenfadándonos a mordiscos y a lametazos con sabor a Sunny. Tumbarnos en medio de la carretera a las dos de la mañana, sobrios de alcohol pero ebrios de emociones, envueltos en una toalla sin sentir más vergüenza que el no habernos conocido antes. Ponerle nombre a la única estrella del cielo, y buscarla por la noche, entre miles, millones más. Y allí tirados, con el cielo sobre nosotros, soñaremos que queremos dormir juntos en alguna cama que suene por cada vez que nos besamos. Caminar de puntillas, abrir tus puertas con cuidado, para no hacer ruido, para conocer todas tus facetas, para verte dormir. Despertarte con un beso y un "buenos días, mi vida" al oído, acariciando suavemente la idea de repetir para siempre ese momento, y descubriendo el sabor de tu piel al abrir los ojos. Y cerrarlos de nuevo para sonreír haciendo recuento de los suspiros con los dedos de los pies, y pensando en lo perfectos que han sido estos dos días.



 



Que ahora todo me recuerda a ti, vaya por donde vaya.

lunes, 27 de junio de 2011

Y los brazos se nos juntaron para ser algo más grande que el universo.

El tiempo. El tiempo es muy relativo. Las horas, los días, los meses pasan, los momentos se suceden, las emociones continúan. Crecemos, maduramos, vivimos. Saber apreciar que cada instante realmente cuenta es unno de los grandes placeres de la vida.
Quizá un mes parezca poco tiempo. Y ya contamos 30 días desde que nos incendiamos por primera vez bajo la lluvia. 30 días de aquel primer inocente roce, aquellas miradas con ganas, aquel imán que tenían nuestras bocas y que nos hacían acercarnos más y más con la excusa de estar juntos bajo un paraguas de flores rosas y verdes. 30 mensajes nuevos en la bandeja de entrada intentando expresar con 160 letras todo el hormigueo que sentimos por dentro cuando sonaba nuestro móvil. Algo más de 30 días desde que prometimos hacernos felices para siempre, planeando nuestra boda en Las Vegas y huyendo de quien no nos hace sentir guapos. Aunque a veces solo nos hace falta hora y media para evadirnos de la realidad a la sombra de un árbol.


No se debe contar el tiempo en segundos, si no en intensidad.
Intenso, buena definición para este primer mes.



-¡Cómo te retumba el pecho!
-Tranqui, solo es mi maltrecho corazón, que se encabrita cuando oye tu voz, el muy cabrón.

lunes, 20 de junio de 2011

Despierto entre el edredón empapado de sudor, que tapa las zonas de mi cuerpo a las que el camisón no llega, o a las que no quiere llegar. La persiana bajada, no sé qué hora es. Qué más da, es verano. No hay tiempo. Me quedo tirada en la cama, pensando qué pasaría si tú estuvieras allí. Imagino mi mirada paseando por tu cuerpo, investigando rincones, guardándolos en la memoria para después recorrerlos con mi boca. Mis manos dibujando tu silueta, y mis dedos deslizandose desde tus párpados hasta tus labios. Exhalar en un suspiro todo lo que te quiero y sentir que se te ponen los pelos de punta. Estremecerme cuando te acercas a mi cuello, y perderme entre las sábanas contigo, solo contigo. Hacer realidad nuestros sueños. Quitarnos la ropa y la vergüenza, de un mordisco, así, sin más. Saber ver que detrás de tu sonrisas escondes mil deseos secretos que algún día me contarás, que en tus pupilas se reflejan los días que nos quedan por vivir y las miradas en las que nos incendiaremos, y que por cada peca y cada lunar me deberás un beso a oscuras.
Una tienda de campaña ayudará a cumplir nuestro sueño, te lo prometo, que te quiero.

miércoles, 15 de junio de 2011

Gracias por ser mi buena suerte.


Que... gracias por hoy. Por la carta, y por la foto. Porque has conseguido ser diferente, aunque para mí lo ibas a ser igual. Por la chocolaterapia y por llevarme coca-cola. Y por querer que descansara entre examen y examen. Por tener cuidado de dónde hacerme las cosquillas. Porque ha sido el mejor picnic improvisado del mundo mundial. Por el masaje con la crema Nivea, aunque me hayas hecho comérmela. Por coger chocolate Nestlé y dejarlo al sol. Por haberme dejado el labio morado. Por ser patrocinador de Element y DC. Gracias por hacer que me olvidara un poco de la selectividad, del examen de historia y de lengua, incluso del de inglés. Que me has dado suerte, pequeño. Volver al sitio donde empezó todo. Si no hubiera pasado, no estaríamos donde estamos. Una simple casualidad puede cambiar nuestras vidas. Gracias por ser la mejor de las casualidades.

domingo, 12 de junio de 2011

Hoy por hoy ya no se me ocurren palabras nuevas que decirte.
Que te quiero, que eres increíble. Solo eso.
Y que estoy deseando irme a la cama solo por oler tu colonia en primera persona.


PD. Selectividad en dos díaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas, deseadme suerte!

jueves, 9 de junio de 2011

Una bella princesa estaba buscando consorte.
Nobles y ricos pretendientes llegaban de todas partes con maravillosos regalos: joyas, tierras, ejércitos, tronos… Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo que no tenía más riqueza que el amor y la perseverancia.
Cuando le llegó el momento de hablar, dijo:
-Princesa, te he amado toda la vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas. Esta será mi dote.
La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar:
-Tendrás tu oportunidad: si pasas esa prueba me desposarás.
Así pasaron las horas y los días. El pretendiente permaneció afuera del palacio, soportando el sol, los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente súbdito siguió firme en su empeño sin desfallecer un momento.
De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, que con un noble gesto y una sonrisa aprobaba la faena. Todo iba a las mil maravillas, se hicieron apuestas y algunos optimistas comenzaron a planear los festejos.
Al llegar el día 99, los pobladores de la zona salieron a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, pero cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la princesa, el joven se levantó y, sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar dónde había permanecido cien días.
Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa:
-¿Qué te ocurrió? Estabas a un paso de lograr la meta, ¿Por qué perdiste esa oportunidad? ¿Por qué te retiraste?
Con profunda consternación y lágrimas mal disimuladas.
El plebeyo contestó en voz baja:
-La princesa no me ahorró ni un día de sufrimiento, ni siquiera una hora. No merecía mi amor.
Cuando estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos como prueba de afecto o lealtad, incluso a riesgo de perder nuestra dignidad, merecemos al menos una palabra de comprensión o estímulo. Las personas tienen que hacerse merecedoras del amor que se les ofrece.

miércoles, 8 de junio de 2011

Para reír cuando vaya mal.


Nunca había llorado de felicidad.


¿Sabéis lo maravilloso que es?


 Y las ganas que tengo de gritar ahora mismo...

sábado, 4 de junio de 2011

Friday, I'm in love.


Explícame cómo lo haces. Explícame cómo consigues enamorarme cada día, cómo eres capaz de convertir una simple tarde de viernes en uno de los días más felices de mi vida. Aunque llegues tarde, aunque me toque invitarte a helado y no haya de Oreo. Aunque estemos tan tontos que pidamos un helado para dos y solo cojamos una cuchara. Aunque te insulte, te diga todo lo malo que tenemos, aunque la distancia y el tiempo siempre estén ahí, y aunque mis padres estén al otro lado del teléfono en los mejores momentos de la tarde, y aunque tú me hagas cosquillas aun a riesgo de que te pegue por ello. Aunque yo no te dé masajes. Aunque se me olviden las cosas. Aunque no me pueda quedar un fin de semana entero contigo, y lleve lentillas. Aunque una hora y media me sepa a muy, muy poco, por lo menos la paso contigo. Con la persona más importante que tengo ahora mismo. Y es que me encantas, tú, tu olor, tu colonia, tus sorpresas, tu peluche, tus manos, tu boca, tu cuello, tu pelo, tu toalla rojo pasión, el árbol que elegiste, el parque, los niños que nos miraban, las fotos, tu nariz, tus mensajes de buenas noches, los míos de buenos días, las canciones, los días, las noches, las vacaciones... Se quedan cortas las palabras. Lo más parecido que puedo decir, es te quiero. Y mucho.



PD.- Me han encantado esas imágenes, las encontré en tumblr,  pero no tengo ni sé cómo funciona, ¿alguien me puede ayudar? También os quería preguntar de dónde sacáis las imágenes de vuestros blogs, yo las suelo buscar en Flickr o en Deviantart :) Un beso, y gracias por adelantado.

jueves, 2 de junio de 2011

Una vida es poco para mí.

Sorpresa. He venido, sí, estoy aquí, me tienes delante. ¿Que por qué? Porque me apetecía verte. Simplemente. Quería verte sonreír en persona, abrazarte más fuerte de lo que abrazo a mi oso de peluche cada noche, esconder mi cabeza entre tu barbilla y tu sudadera azul oscuro, morirme al hacer eslalon por tu cuello, y enamorarme cada vez que veo tu cara al tenerme frente a frente. Que nunca unos labios me supieron así de bien. Derretirme al pensar que cuando huelas mi colonia notarás mis pulsaciones aceleradas por sentir tus dientes en mi garganta, y exhalar un suspiro conteniendo las ganas de quedarnos a solas. Y luego improvisar. Dejar algo a la imaginación y a sus buenas ideas. Olvidando todo lo demás, el tiempo, el espacio, la distancia, incluso el tú y el yo, para que seamos nosotros. Una vez más. Siempre queriendo más. Sabiendonos a poco las gotas de lluvia, el aire, el frío, y saciando por un rato nuestras ansias de saliva. Volverán los viernes, mañana será otro día. Qué bueno poder pasarlo junto a ti.


Y sé que a veces piensas que estoy algo ido,
pero nunca pierdo una sola oportunidad
de admirar cómo
te deslizas como si fueras de viento
y al contacto con mis dedos te desvanecieras.