Seguidores

NO COPIAR.

Por favor, NO COPIÉIS SIN MI PERMISO. Si os gusta alguna entrada y la queréis poner en vuestro blog, ningún problema, siempre que:
1. Me lo digáis a mí primero.
2. Pongáis que lo he escrito yo.
Ya me han copiado más de uno y no me ha hecho nada de gracia.

Un beso.

Buceando en mi interior

Mi foto
Me gusta dormir. Muchísimo. Y la nieve, ver el cielo blanco un día y saber que va a nevar. Me gusta cantar, aunque lo haga mal, me encanta la música, sobre todo el Rock. Me gusta, me encanta, la fotografía, tanto artística como tonta. Me gusta hacer (me) fotos, verlas, disfrutar con las imágenes. Luego me gusta retocar esas imágenes, darles mi toque, poner mi esencia. Quitar lo feo y pintarlo bonito. Porque también me gusta ser feliz. Y sonreír. Y reírme de todo y de nada, llorando siempre, eso sí. Y cuando tengo un día malo, me gusta que sea malo. Me gusta disfrutar de mis depresiones, seré tonta, pero… No intentes animarme cuando esté mal, simplemente, déjame llorar y punto, se me acabará pasando. Me gusta comer chocolate. Está buenísimo. Pero que sea negro, cuanto más puro, mejor. Me gusta sentarme en la hierba y arrancarla. Y cuando hay tréboles de cuatro hojas, me gusta encontrarlos. Igual que encuentro lo bueno dentro de lo malo. Me gusta el color amarillo. Me gusta soplar las velas de una tarta de cumpleaños. Me gusta empanarme, sí señor, y lo hago de maravilla. Me gusta mirar las estrellas pensando que alguien más las estará mirando conmigo.

miércoles, 4 de enero de 2012

Te quiero demasiado. Y cada día me doy más cuenta de lo difícil que me resultaría vivir sin ti, sin poderme comer a besos esa carita que me vuelve loca, sin poder olerte, sin poderme tumbar encima de ti al dormir... No puedo... Solo quiero pasarme la vida, besándote una y otra vez, besos largos y románticos o pequeñitos por todo el cuerpo... rozando tu nariz con la mía, y hablar a susurros al oído. Cogernos las manos y entrelazarnos las piernas, a la vez que nos damos abrazos tan grandes que podrían llegar a fundirnos en uno. Y hacerte el amor para conseguirlo, y disfrutarte cada vez que te quito la ropa y mis manos recorren todo tu cuerpo, tan suave. Pasar mi mejilla por tus hombros y por tu barba, haciéndome cosquillas y muriéndome de suavidad... Aplastando mi cabeza contra tu tripita, y notando los latidos de tu corazón acelerarse porque estoy contigo. Pasarme el día observando tu carita, conociendo mejor que tú cada porción de tu piel, y poner nombre a todos tus lunares.
Jurarnos mútuamente que será para siempre. Eso es lo único que realmente quiero.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Ese día algo cambió. Algo fue distinto. No sé si era él, o era yo. Solo sé que tuve una cosa más clara que nunca: que estaba perdidamente enamorada.

lunes, 19 de diciembre de 2011

All I want for Christmas is you.

Te has ido hace unas horas, y ya te echo de menos como si llevara meses sin verte. Acabar así de bien las semanas, con estas sorpresas que dejan tan buen sabor de boca, me hacen empezar con más ganas la siguiente, deseando que se pase rápido el tiempo para poder volverme a acurrucar a tu lado cuanto antes. Amo cada instante contigo, aún cuando cierro los ojos puedo sentir tus manos rozándome la piel, haciéndome caricias. Teniendo noches especiales, de las que siempre quisiste tener, una serie, un litro, un poco de reggae, tú y yo tumbados en la cama. A veces los sueños se hacen realidad, ¿sabes? Esta noche echaré de menos tenerte a mi lado en la cama, despertarme y ver tu espalda, llena de lunares, pidiéndome a gritos besitos pequeños y cosquillas, o ver tu carita, estás tan guapo dormido... darte todos los besos que por el día no te he dado, y despertarte poquito a poco, muy dulcemente... abrazarnos y quedarnos dormidos así, de cualquier manera, siempre resulta cómodo tu pecho como almohada. Sin prisas, ver los primeros rayos del sol a las dos de la tarde, para echarnos la siesta de nuevo después de comer... Y levantarnos con el tiempo justo para acompañarte a la estación, mientras coges el autobús que nos separará durante cuatro días más... Y despedirte con un beso...

http://www.youtube.com/watch?v=-nWj7QDtTj0

¿Te puedo pedir como regalo estas Navidades? Porfa...

sábado, 26 de noviembre de 2011

Yo te convertí en noviembre, así es mi calendario.

Y morir. Morir semana tras semana, domingo tras domingo, deseando que se pasen 4, solo 4 días más para poder volver a estar a tu lado. Tumbada en tu pecho, escuchando tus latidos. Tum-tum, tum-tum, tum-tum. Y marcarte el ritmo dando golpecitos con mis dedos. Mirar hacia arriba y ver que me estás mirando, y sonreír. Con un poco de vergüenza, y acurrucarme debajo de la manta porque no quiero que me veas cuando me sonrojo. Reírme a carcajadas. Porque sabes hacerme reír como nadie. Y aunque me hagas cosquillas, muchas, y yo me queje, mucho, te quiero. Mucho. Muchísimo. Más que a nada en el mundo mundial. Me gustas más que tus fotos de pequeño. Y que tus mofletes. Y que los besitos pequeños en toda la cara. Y me gustas aún más que el chocolate con oreo. Y que los autobuses de los viernes a la 1. Que las conversaciones por teléfono mirando las estrellas, tu tripita cervecera, o los momentos dospuntosdollar. Más que cuando me quieres preguntar cosas, que cuando tienes malas noticias, o cuando me quitas las lágrimas. Más que el puente, y más que el árbol del día 13. Más que la letra traducida de With me. Más que los seis meses que llevas a mi lado. Me gustas indeterminadamente, infinito elevado a infinito. Infinitas veces. Y eso de verdad que es mucho. No sabes bien cuánto...

jueves, 17 de noviembre de 2011

Escribe un título.

Hay días que necesito escribir. Lo cierto es que hace mucho que no escribía. Desde que empecé la universidad (grado en Biología) apenas tengo tiempo, y el que tengo lo gasto en comer, en dormir y en Él. Supongo que solo podré escribir cuando me sea muy urgente, ya que ésta es una vía de desahogo para mí, o cuando tenga algo de tiempo libre, como es el caso ahora mismo.
He visto que me ha seguido muchísima gente nueva. Gracias, de verdad. Aun sin tocar esto desde hacía meses me seguís dando alegrías y comentando entradas antiguas. No paréis de hacerlo, por favor. Aunque siento no poderos devolver la sonrisa por el momento.

Lo cierto es que lo echaba de menos. Me relaja mucho esto de ponerme delante del ordenador y contarle mi vida a alguien, a cualquiera que quiera leerla. Supongo que ése es precisamente uno de los motivos por los que surgió este blog. Para contar mi vida a gente que no me conoce, que no me puede juzgar por mis acciones anteriores. También ese es el motivo principal de mis ganas de irme de casa. Y empezar de cero en otro sitio, en otro ambiente, con otra gente totalmente diferente. Alejándome lo más posible de aquello que me hace o hacía daño. Cambiar de aires, vamos. Supongo que todos lo necesitamos en algún momento, ¿no? Pues bien, había llegado el mío. Y estoy muy feliz ahora. Muy tranquila con mi nueva vida. Me he adaptado bastante bien a esta nueva ciudad y a su gente, gente de todas partes, caras totalmente desconocidas que empiezan a formar parte de mi vida. A lo que no me acabo de acostumbrar es a su ritmo. Creo que necesito una rutina. Acabaré odiándola, pero será la que me permita no despistarme demasiado de mis obligaciones, y distribuirme para tener tiempo para todo.

Intentaré publicar algo al menos una vez a la semana. O dos. Igual se queda solo en intento, procuraré que no...



Os dejo con Supersubmarina, que se me ha pegado hoy.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Hasta dejarme la garganta... que me encantas.

Hoy me siento tan grande por tenerte a mi lado, me regalas la vida que sin ti yo no valgo… Al principio abriste un mundo nuevo, ahora eres las pilas para vivir en el que tengo. Cuando su mirada se ha cruzado con la mía, y ha decidido mirar a los ojitos azules que ahora van a su lado, saltó sólo una chispa, y prendieron tantos fuegos que se fue la luz del día. Sobrenatural fue su forma de mirarme. Sobrenatural fue su forma de contarme su vida y todo lo que hace. Me decía que tenía el corazón alicatao hasta el techo, que a ver si no podía hacerle yo una cenefa a besos pa llenar de porvenir los bolsillos del mandil y colgar un recuerdo de cada azulejo. Yo andaba corriendo tras tus pasos, loca por tocar tu piel, pero estaba condenada a mirarte desde fuera y dejar que te tocara el sol. ¿Por qué anda sola esta amapola? Me preguntaba. Soñar despierta con la luz de su sonrisa; soñé en hablarle de su pelo y ser la brisa; pensé decirle que la vida era su boca, y planeé el atraco a mano armada de su corazón, cada palabra había calculado, faltaba el valor de pedirle que me acompañara si quería hacer que me sintiera bien, que me dejara remacharle sonrisas de hierro, de esas que disipan las brumas. Que me bastaban cuarenta duros de felicidad. Y cuando me olvidé de poner en el suelo los pies, me sentí mejor, porque el cielo detuvo el tiempo en el beso, y ese beso a mí en el tiempo. Quise que no existiera, detener ese momento. Y ayer... ¿qué voy a hacerle si ayer era ayer? Nosotros somos luz y ellos están ciegos, y susurraste que el pasado solo es como un día malo. Báñate en mis ojos, que se joda el mar que quiera mecerte a su antojo. Sentir que hay algo nuevo es mágico, sentir que hay algo por lo que vamos a intentarlo. Vivir a la deriva, sentir que todo marcha bien, volar siempre hacia arriba, y pensar que no puedo perder. Que hoy voy a dormir, tapadita con escarcha, arropada con los puentes, pensando en ti, y un presente pa los dos, si quieres, vente, que ya tengo mirao un sitito apartao a la vuelta de la luna pa que vueles, un beso, anda, no me olvides, que has venido a despertar mi alegría y felicidad. Fue por ti, por tu luz el día que te conocí, se me abrió el corazón, sólo vivo para ti. ¡Desde entonces como brilla el sol! Empecé a buscarme la vida, buscándote en mis planes. Ahora prometo sólo pensar en ti, y me pregunto si tú me recuerdas a mí. Y es que verás, a mí lo que me va es tumbarte en el suelo para decir con la mirada lo que con mi voz no puedo, porque no tengo voz, y tengo cosas que decirte al oído: quería contarte que es muy fuerte esto que siento, que me muero por tu vida cuando veo esos ojitos; que quiero estar cerca de ti, lo más lejos, a tu lado; que quiero contar tus lunares y poner tu nombre a los mares; fundirme en tu fuego como si fuese de cera; quiero probar tu sabor, quiero notar tu calor, que es como el sol en una cama fría en una noche de un invierno. Quiero ser esa imagen revivida cada rato en tu sonrisa como en tu respiración, y ver en mí que tenerte es lo más importante. Sacar lo bueno de los dos. Porque me haces guapa, y puedo irme a volar contigo. Sube conmigo, déjalo todo, yo te cuido. Y es que tal vez, lo que me hace grande es tenerte delante otra vez, que contigo nada es lo de siempre. Cada vez que me ves soy más guarra y más perra, y cada vez que te vas muero un poco más. Que si no te puedo ver, no me gusta, muero por tu ausencia si te vas, mi corazón se acelera cuando te marchas, y creo que muero si no siento el roce de tu cuerpo junto a mí. Si no te vuelvo a ver, no quiero despertar. Y si la distancia hace el olvido, cómo te siento aquí, aunque no necesito verte pa saber que estás conmigo, y relincho de alegría siempre que te miro. Si hasta al cerrar los ojos te veo, y tú me enseñas que se puede querer lo que no ves, pero en mi cabeza paso el día buscándote. Cuando no estoy contigo domestico las horas y hago que den brincos y hago que corran. Me sobra el reloj cuando estoy contigo, un día dura un suspiro. Pensaba tenerte cerca todos los días y hacer que desaparezcan las despedidas. Alargarnos la sonrisa, sacudirnos la distancia y poder burlar al tiempo. Que sé que la próxima vez que te vea no me aguanto y me como la noche en tu piel, si me dejas. Que dicen que la noche se ha quedado corta, a ti te da lo mismo y a mí no me importa. Deja que yo apague la luz, tú deja de mirar el reloj, déjame que me quede en tu cuerpo, hazme un hueco en tu colchón. Que por el día ando siempre despistado, por la noche en tus brazos se me olvida. Si todo me sale de color rosa, te prometo que esta noche tú no duermes solo, esta noche está llena de ganas, esta noche se llama mañana por la mañana, y te invitaré a estrenar la luz que entre por la ventana. Y cuando ya no haya sol nos quedamos tú y yo, tú y yo con velas. Tú quédate a mi lado, a comernos al amanecer lo que quieran las manos, y de postre un sol maldito que termine de volverme loco, que ya sabes que la luna a mí siempre me sabe a poco, así que dame el tiempo que no te haga falta y prometo invertirlo en caricias en tu espalda. Deja que esta noche la gobierne yo, y háblame al oído, que quiero saber si aún tengo un sitio en que hacerme el dormido debajo tu piel. Qué bueno oír tu voz hablándome tan cerca, qué bien me encuentro sólo con mirarte. Sentí tu esqueleto susurrándome que me quisiste cada día. Si no fuera pa mirarte ya no tendría cinco sentidos; olerte y tocarte y me gusta, me dice al oído. Cierro despacio los ojos, me dejo llevar por tu cara. Sonrío y me desnuda, me pego contra su piel, lo cambio todo por tus manos quitándome la ropa, y si tú te la quitas, yo acabo majareta, como agua para chocolate. Afuera la ropa, ya salen las cuentas, y a besarte lo que pueda en el tiempo que nos queda. Que no necesito que haya nada entre tú y yo, la piel. Nadie, nunca nadie, nadie excepto tú puede enviarme hacia el espacio y devolverme hacia su cama. Y en las horas más oscuras me harás levitar. Por eso, algunas veces, no me duermo cuando debo y me hace mal, y acabo rezagada del horario de la gente que es normal. Duerme conmigo, yo te canto, te arrullo, te arropo, te abrigo, te mimo; duerme, que yo haré que sueñes bien, mi amor. Sueña conmigo, escríbeme luego un mensajito. Y nos bebimos la noche, mientras sueño que despierto a su vera. Despertar y ver que aún estás, me conformo con poco que des si te puedo tener otra noche entera. Amanecimos charlando con cara de locos, y dormíamos tan juntos que amanecíamos siameses, y medíamos el tiempo en latidos. Me gusta ver tu pelo revuelto al despertar, que nadie se de cuenta de que sueles trasnochar... Me gustaría ser como el reflejo del espejo en que te pones guapo. Date la vuelta, mírame, ponte más cerca, que quiero saber a qué sabe tu piel cuando te despiertas, que me despierto y ya te tengo ganas. Revivo aquella noche en que olvidamos lo demás, y esta mañana recuerdo que estaba mejor como almohada tu pecho desnudo en la cara. Me sobran motivos, pero me faltas tú sobre la cama. Cojo tu jersey azul, me gusta que huela a ti, siento que me abraza como tú. Ahora duermo por las tardes, por las noches reinvento su voz, me cuelgo de su pelo, me engancho de su miel. Y se me eriza el pelo en solo recordarte, y quiero volver a sentirte siempre cerca, que me mires y morirnos de placer. Y quiero saber si te mueres por mi vida y sientes esa cosa extraña tú también, que me tiemblan las entrañas y se aprietan las paredes de este mundo. No puedes imaginar cuanto te quiero. ¡Para estar tan colgado hace falta echarle huevos! No sé qué tiene tu veneno, que me quita la vida solo con un beso, y me lleva a la Luna y me ofrece la droga que todo lo cura. Dependencia bendita… Tengo personalidad adictiva y tú eres mi sustancia preferida, la mejor sensación, no hay manera humana de escapar. Se me ponen si me besas rojitas las orejas, porque tú me diste tanta fiebre… ¿Ves? Es tan fácil perder la cabeza. Y la mía, ¿dónde está? la estoy perdiendo de poquito en poco, así que átame fuerte que estoy perdiendo la razón, que me miras y hasta las palabras se me olvidan. Y nada es suficiente para decir lo que tengo yo adentro, lo nuestro es tan genial que nadie puede decir que lo entiende porque no es así, es magia... de las palabras a los hechos, hasta quedarnos sin aliento. Magia que nos juramos que duraría para siempre, la vida pasaba y yo sentía que me iba a morir de amor, aunque siento miedo al pensar que esta complicidad algún día vaya a terminar, pero luego sueño con tu piel, y me siento mejor. Estoy aquí para siempre, te lo aseguro. Tú sentado frente a mí, miro y sólo veo en ti todo lo que queda por vivir, en el vaivén de planes sin marcar, cada nube es un plan. Vi en tus ojos sin querer tantas ganas de querer que sólo quiero verlos otra vez, así que alégrate, lo has conseguido, los días sin ti serían precipicios, y la vida es menos puta si estás a mi lado. Mi piel necesita tu piel, mi boca necesita tu boca, dame de beber, que me jugaría la boca por morder tus labios, y me haces falta y ya no puedo vivir sin ti. Y no quiero nada, nada más, me sobra respirar. No sólo vivo del aire, necesito tu sudor, necesito tu alegría. Dibujé la inmensa sonrisa de tus ojos cansados junto a la mía, y qué bonita tu boca… Cuando besa tiembla el suelo, y soñaba calentar lo de abajo del ombligo, yo soñaba que quería soñar contigo, solo contigo, y sé que los sueños se pueden cumplir. Días largos, besos guarros se funden sin control. No hay nada como las noches de verano, no hay nada como las ganas que te tengo. Que en esta vida ya no quiero otros besos, ¡sincronicemos los latidos con la boca! Y nos repartíamos los labios y los dientes y el hipo. Y rompimos las barreras del futuro besándonos la cara, comiéndonos la boca, diciendo que el futuro, solamente, podría convertirse en nuestra suerte, sabiendo que mañana solamente querremos distanciarnos de la gente... porque quiero mojarme con tu piel, solo con tu piel. Tienes el poder de hacer conmigo lo que quieras, y vuelvo a la vida cuando me tocas. Ya hace algunos siglos que he empezado a sospechar que he caído sin quererlo en tu gravedad. En descuidos crearemos universos. Y sé que a veces piensas que estoy algo ida, pero nunca pierdo una sola oportunidad de admirar cómo eres espectáculo, palmo a palmo y de los pies a la cabeza, y tú ni siquiera lo llegas a notar… Toda una vida entera viéndote pasar de largo, ahora te tengo de verdad. Digo yo, que estaré dentro de uno de esos sueños, todo me sale, esto no puede ser real. Qué subidón es todo cierto estoy despierto, entonces me dejo llevar, me apego a ti como el barniz, dime hacia dónde yo te sigo, si tú te tiras, yo me tiro, y quedamos cerca del suelo a la altura de tu cintura. Me coges de la mano, esa mano suave que me cuida, y yo me sueño con tu pelo, y sin dudar tú me plantas un beso, y tu pulso tamborilea en mis sienes y muñecas. Son preciosos nuestros besos. ¿Qué pueden tener de malo si es lo que mejor hacemos? Aparco toda mi rabia solo para verte sonreír y olvidarnos del tiempo perdido. Y al sonreír me has hecho otra vez soñar, porque ya sabes que me encantan esas cosas, que no importa si es muy tonto, soy así. Abrázame otra vez, vamos a prometer algo que nunca vayamos a romper, que nada me gusta tanto como abrazarnos y ser solamente dos. Qué gusto da estar enamorado y pasear contigo del brazo. Y me mira de reojo cuando cree que no le miro, cómo no voy a mirar si arde como el rastrojo en cuanto me descuido. Nos quedan don miradas, hagamos el amor en un instante, que venga la magia y estemos solos, yo quiero contigo sólo, solos rozándonos todo, sudando, cachondos, volviéndonos locos, teniendo cachorros, clavarnos los ojos, bebernos a morro, y que sigamos siendo socios en lo de soñar despiertos. No queremos ser cómo los demás, y no queda en pie ni una regla que no podamos saltar, ni límite por atravesar. Nos cogimos de la mano, nos echamos a volar, y a la vez reír, y a la vez llorar, y descubro que me gusta llorar a tu lado. Llorar de alegría, quererte aún más. Te juro que a nadie le he vuelto a decir que tenemos el récord del mundo en querernos, y es que te sobra todo lo que va después, del yo te quiero, y yo también. Como me vuelvas a decir que me quieres, claro, ¡y yo también a ti! Me has ganado poquito a poco, tú que llegaste por casualidad. Si de todos mis delirios y mis cuentos sólo el tuyo ha mejorado el argumento, ¿no serás tú? Yo mataré monstruos por ti, solo tienes que avisar, que me importa tenerte a ti. Sin normas, no hay que fingir, y es que nadie como tú sabe tanto de mí, y sabes bien cómo soy, que no suelo mentir, siempre que lo hice fue por verte sonreír. Ojalá nunca cambie esa forma que tienes de estar en el mundo, ojalá que el tiempo no te cambie, que yo te quiero así, tal como eres, y como sé que lo que haces te hace feliz. No sé cómo lo hacías pero yo enloquecía, y perdí la cuenta de las veces que te amé. Te quiero tener y mirar esa carita y disfrutar de tu sonrisa como ayer, te quiero seducir con cada beso que te regale, y te voy a repetir que después de ti, no habrá nadie. Querría poder meterme en tu cabecita a ver lo que necesitas y saber dártelo yo. Dime si es normal que me pase esto que me pasa, dime que eres real, no eres un sueño ni nada, cuéntame al oído, muy despacio y muy bajito, porque tiene tanta luz este día tan sombrío. De pronto tú, y mi reloj vuelve a marcar el tiempo, y de pronto aquí, donde las miradas tienen ganas, y en vez de frente, me siento a tu lado. Vente conmigo, vamos al mundo donde yo vivo, vivamos juntos aprendiéndonos. Que esta noche me las piro a enseñarle los dientes al mundo contigo, te invito a pasear con la luna de farol, porque creo en ti, no creo en Dios. Y me gustaba contar que conmigo eras feliz, que íbamos a volar. Ya no sé qué besarte que no te haya besado ya, ya no sé qué contarte que no te haya contado ya, que yo quiero contigo todo, que te quiero querer, que si estás mal, puede que nunca sonría; y que me tienes ganada, pequeña sonrisa de Amelie. Son dos palabras para hacerme feliz, dímelo al oído una vez y otra vez, con tu boquita de caramelo… dime TE QUIERO!


Esta entrada esta totalmente hecha a base de canciones, algunas frases cambiadas ligeramente para que se adecuaran al contexto... Hay de bastantes grupos. Espero que os guste :) Escribid debajo parte que más os haya gustado!

jueves, 8 de septiembre de 2011

Cosas que echo de menos.

Echo de menos estar allí. Echo de menos ese ambiente que siempre olía tan bien, a Calvin Klein.  Echo de menos los abrazos inesperados, tumbarnos en la hierba por la tarde, mirar tu cara como si no lo hubiera hecho nunca, como si fuera la primera vez que te viera. Quedándome en la memoria con cada uno de tus lunares. Echo de menos ponerme mimosa y acurrucarme cerca de tu cuello. Echo de menos tener que darte besitos pequeños porque te han operado de las muelas. Echo de menos que me dejes tus sudaderas, aunque se te ponga la cara azul. Echo de menos madrugar para verte la cara de sueño en cualquier parque. Y hacernos fotos pokis en el ascensor. E intentar cenar en un italiano, y acabar haciendo de padrazos con unos niños medievales. Incluso echo de menos ser una ramera (¿remera?). Echo de menos reírme como a ti te gustaba que lo hiciera. Echo de menos tu sonrisa, tu aliento en la mía. Echo de menos el sonido de tu voz en mi oído, los susurros diciéndome que me querías para siempre. Echo de menos tus manos agarrándome fuerte, que no me dejaban ir. Echo de menos la canción que cantamos la noche que nos pusimos tristes. Echo de menos sentirme orgullosa de ti y querer lucirte delante de la gente, sobre todo delante de cierta gente. Echo de menos el pensar en cogernos un litro que compartir una noche loca. Echo de menos tus, nuestras locuras. Y los mensajes de buenas noches, o las llamadas de buenos días. Echo de menos meterte las manos en los bolsillos y dejarte sorpresas. Echo de menos leer nuestro diario para dormir la siesta. Echo de menos que nos tengan envidia y que nos llamen melosos. Echo de menos que me intentes meter mano con gente delante. Y echo de menos que me digas con esa voz que ya no hay sol. Echo de menos secarte las lágrimas con mis dedos, sentir mis sentimientos luchando entre lo horrible de verte llorar y lo bien que sienta desahogarse. Echo de menos coger tus manos diciéndote que nada podrá con nosotros. Que podemos con lo que queramos. Echo de menos las discusiones tontas sobre lo bonita que es tu nariz. Y echo de menos acabar teniendo la razón en los momentos en los que tú te pones tan cabezota. Echo de menos las miradas que me echas de reojo cuando dices que estás enfadado. Y echo de menos hacerte enfadar. Echo de menos tu casa, y esos buenos recuerdos. Echo de menos sentir el agua correr por nosotros. Echo de menos mirar las estrellas y pedir deseos con pestañas. Echo de menos echarte de menos cuando te vas a casa, y pegarte porque crees que no te voy a echar de menos. Echo de menos decirte al oído que eres lo mejor que tengo, que todo, todo es increíble y que nunca me cansaré de ti. Que eres mi mitad. Y la única cosa que no echo de menos es tener a alguien que me alegre la vida con sus te quieros. No lo echo de menos, porque te tengo a ti.


Dime que es para siempre.

martes, 16 de agosto de 2011

Paranoias.

Cierra los ojos.
Imagina que cientos, miles de hormiguitas comienzan a subir por tus pies. Que avanzan despacio dándote un suave masaje que sigue ascendiendo, lentamente, por tus piernas, por tu cintura, por tu ombligo. Que las cosquillas hacen que se te pongan los pelos de punta, y que un escalofrío recorre tu espalda, haciéndote estremecer. Imagina que por tu tripa pasan huracanes, que se te encoge el estómago y que solo quieres más de esa sensación, como un vértigo agradable. Un precipicio por el que te asomas sabiendo que puedes volar, que las mariposas te han dejado sus alas y que ahora eres el viento. Que esas alas te llevarán a mil sitios, te harán sentir mil sensaciones, pero nunca te dejarán caer. Que no hay gravedad, que flotas. No estás a tres metros sobre el cielo; el cielo eres tú. Un cielo con miles de estrellas, de esas que ves en las noches de verano tan lejos. Y comienzan a caer estrellas fugaces, y comienzas a pedir deseos, y hay tantas estrellas, y tantos deseos, que comprendes que te quieres quedar ahí para siempre, haciéndolos realidad y descubriendo que la realidad no cumple deseos, sino que concede a cada uno lo que da, y que tú te has ganado el cielo.
Ahora abre los ojos.

Y no sueñes con todas esas sensaciones. Simplemente, siéntelas, las tienes a tus pies.

jueves, 11 de agosto de 2011

Hace tiempo que no escribo. Será porque la felicidad no necesita ser desahogada, o por lo menos, no de igual manera que la tristeza.
Escribo para decir que estoy bien, que estoy mejor que nunca. Que nunca había sido feliz tanto tiempo seguido, ni había tenido expectativas de que esta felicidad se pudiera prolongar hasta el infinito.
Escribo para decir que le quiero más que a nada en este mundo, y que por primera vez estoy segura de que esto es de verdad, que nos hacemos fuertes el uno al otro y que podremos con todo, hasta con el tiempo y la distancia.
Escribo para daros las gracias por estar ahí, aunque yo no esté tanto en los últimos tiempos. Por comentar, y subirme la moral con lo que me escribís, o con el simple hecho de ver que os sentís identificados conmigo. Da gusto compartir estas cosas.

Espero que estéis disfrutando del verano:)

martes, 26 de julio de 2011

Mentiras.

Dicen que mentir no está bien. Que mentir es algo feo. Que hay que ir por la verdad por delante. Y más si tus padres confían en ti. Sí, mamá, cuidaré de la casa mientras vosotros estáis fuera. Mis amigas se vendrán a dormir. Bueno, al menos no mentí del todo. Pero pasé por alto comentar que durante el día, quien vendría sería él. Y sería él también quien me haría pasar el mejor día de mi vida. Madrugué, madrugué por verle sonreír. Y no me importó gastar post-its, ni folios, ni tinta con la que escribir mis tequieros, ni siquiera horas de sueño. Porque por ver su cara al leer cada momento, al revivir las sensaciones que nos han llevado hasta hoy, me quedaría la noche en vela. Y ver cómo pasan las horas, leyendo en sus ojos que no necesitamos nada más, que una cama nos basta para ser felices y que los abrazos pueden durar el tiempo que uno quiera. Que también es cierto que podríamos pasarnos horas enteras sin hablar, solo admirando las emociones que sentimos por dentro, a las que somos adictos y de las que no queremos no depender. Que qué bien hueles, hijoputa. Y no está mal que nos aburramos de vez en cuando, hemos comprobado que los resultados pueden ser muy buenos. Afuera la ropa y ya salen las cuentas, y a besarte lo que pueda en el tiempo que nos queda. Es verano y hace calor. Y cuando el sudor resulta incómodo, nada mejor que darse una buena ducha. Mamá, espero que no notes que he gastado más agua de la cuenta. Que me duché con él, que el agua éramos nosotros. Y resbalábamos. Y nos dejábamos llevar. Mojados, sí. Que no había límites, que donde acababa un cuerpo empezaba el otro. Agua. Y ya nada de sudor. Solo agua, tú y yo. Y ya nada de vergüenza. Solo confesiones al oído, una risa y un beso, dulce. Los problemas se hacen más pequeños cuando se comparten. Y las toallas no sirven cuando tú lo que quieres es estar frente con frente, boca con boca, piel con piel. Por primera vez, pero como si fuera la enésima. Abrazarle, besarle, suave, muy suave. Sin dejar que se escapen los segundos que nos quedan para desenredarnos las pestañas, apurar, y volver a querernos. Y once horas después, descubrir que es posible quererle más. Y que cada día me pregunto lo mismo y vuelvo a obtener la misma respuesta. Que cada día le quiero más. Infinitamente más. De aquí... hasta allí. Y eso no es una mentira, mamá.


lunes, 11 de julio de 2011

Bubbles.

-Quiero ser una burbuja.
-¡Sí! Seamos burbujas. Estaríamos siempre en el agua, podríamos nadar, flotar, subir. Todo dependería de nosotros. No tendríamos obligaciones, nada que hacer. Solo flotar. Observar. Ajenas a todo lo que pase fuera, cerradas en nuestro mundo perfecto. Es envidiable.
-No podríamos estar siempre así. ¿Después, qué?
 -Moriríamos.

Se produjo de repente un silencio incómodo, de ese que no se llena con palabras porque los pensamientos van más veloces que la propia voz.

-Sí. Moriríamos. Subiríamos y ¡puff! Todo a la mierda. Todo lo que hemos construído dentro de esa burbuja, ilusiones, sueños, metas, logros... Nada. No quedaría nada. Fundirse con el universo, sin más. Para siempre. Tampoco es mala opción. Pero, ¿estarías dispuesta a que no quedara ni rastro de ti, nada que recuerde que alguna vez estuviste allí, que fuiste parte de aquello? Sería como si todo hubiera sido en balde.

Ladeó la cabeza y entornó los ojos.

-Yo no quiero fama. Solo quiero vivir. Libre, como una burbuja. Nada más. Flotar, flotar, flotar...

Bubble Pop: Reflection Perfection

http://www.flickr.com/photos/11164709@N06/3674813550/in/photostream/

viernes, 8 de julio de 2011

Sueña que sueña con ella.

Pasan los días, vacíos sin ti. Algo más llenos cuando a las 6 me regalas tu voz enlatada desde Valencia. Que echas de menos mi olor. Al menos tienes el del mar, supongo. Mi verano huele a cloro y a patatas fritas de bolsa. No está mal, no está mal. Un sombrero de paja me tapa los ojos del sol, pero el resto de mi cuerpo parece que pide a gritos coger el puto melanoma. Será culpa de tus besos, que desde lejos no consiguen matarme. Planes fallidos y sorpresas efervescentes navegan cual bicho muerto en el agua de la piscina. A mí lo único que me importa ahora es que quedan 11 días para volver a pellizcar tus mejillas, imagino que algo más morenas de lo que las recuerdo. Y esa sonrisa pícara que tanto me gustaba, ai, cómo la echo de menos.
Cómo te echo de menos...